Haz de esta una regla de vida y vive con ella: estás en el negocio de las personas, no en el de los productos. ¡Las personas son más importantes que la mercancía! Las personas son más importantes que los procesos con los que funcionan las compañías. Ningún proceso productivo, ningún trabajo de ventas tendrá éxito si los clientes no son su prioridad. Los productos no son seres vivos, las personas sí. Un proceso es una función y siempre será menos importante que la gente. Si dentro de una empresa su proceso se vuelve más prioritario que la gente, te aseguro que esa empresa fracasará.

Puede ser que en ellas aprendas cosas absolutamente necesarias y que te ayuden a hacer muchos contactos, pero las escuelas no son capaces de garantizar el éxito de una persona; a final de cuentas, éste siempre dependerá de tu voluntad y compromiso.


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